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Galileo Galilei

Fascinante podcast sobre la historia y vida de Galileo Galilei, científico que en el siglo XVII sembró los cimientos de la ciencia moderna de hoy en día, y que se enfrentó a toda una Iglesia y sus temores. A través de la melodiosa voz de Juan Antonio Cebrian y de su maravilloso Pasaje de la Historia, nos adentramos en la vida de este personaje, que ha llegado hasta nuestros días. Disfrutemos del relato de su vida.

Podcast Galileo Galilei

  • Duración: 26 minutos, 44 segundos
  • Tertulianos: Juan Antonio Cebrián
  • Sitios nombrados: Cracovia (Polonia), Pisa, Florencia, Padua, Venecia (Ver mapa de ubicaciones más abajo)
  • Personajes: Galileo Galilei, Aristóteles, Ptolomeo, Josué, Copérnico, Ra (dios Sol egipcio),  Vincenzo Galilei (padre), Giulia (madre), Leonardo Da Vinci, Ricci, Isaac Newton, Albert Einstein, Torricelli, Felipe II, Medicci, Pablo V, Urbano VIII, Juan Pablo II
  • Época: Siglo XVII
  • Conceptos nombrados en el podcast: Ciencia, Tierra plana, Tierra redonda, Cinquecento, Renacimiento, teoría geocentrista, teoría heliocentrista, dinámica, resistencia y densidad de los materiales, ley del movimiento pendular, ley del movimiento acelerado, Universidad, absolutismo, matemáticas, física, medicina, música, dibujo, poesía, artritis reumatoide, telescopio, luna, Júpiter, lunas, Ío, Europa, Ganímedes, Calisto, Sol, Saturno, anillos de Saturno, “El mensajero sideral”, dominicos, jesuitas, hereje

Libros sobre Galileo Galilei

Mapa de ubicaciones sobre Galileo Galilei

Transcripción del Podcast de Galileo Galilei (para personas con problemas auditivos)

La ciencia, la eterna ciencia, esa confrontación eterna, ese conflicto constante entre la ciencia y la fe, o al revés entre la fe y la ciencia, es tremendo. A lo largo de los siglos una de mis frases favoritas es decir siempre que la ciencia ha ido descubriendo lo que lo que ya existía ha ido descubriendo lentamente lo que ya existía, y es verdad, durante un tiempo durante muchos siglos se pensó que la tierra era plana y sin embargo era redonda, durante muchos siglos se pensó que no existían las antípodas y sin embargo existían, durante siglos se pensó que el firmamento era inamovible y sin embargo se movía, eso lo intuyó perfectamente nuestro héroe, Galileo Galilei y eso ocurría a principios del siglo XVII, no hace tanto.

 

Las viejas ideas de Aristóteles, de Ptolomeo o del propio y bíblico Josué, cuando ordenó parar el sol antes de cumplir con una batalla, con la victoria en esa batalla. Todo eso hacía pensar, esos fundamentos hacían pensar que las cosas eran como eran y que no había que insistir más, que no había que seguir planteando formulaciones extrañas, la religión era inamovible y los expertos en religión procuraban que eso siempre fuera así. Afortunadamente surgieron personajes y muy propios del Renacimiento, surgieron personajes que todo lo trastocaron, que todo lo movieron y eso merece reconocimiento porque en aquellos años era muy difícil, francamente difícil.

 

En principio fue Copérnico desde aquella Universidad, desde Cracovia, desde la vieja Polonia. Copérnico empezó a decir que eso del geocentrismo no era tan válido como presumían los religiosos. A lo mejor debiamos pensar que todo se movía en torno al Sol, que no éramos el ombligo del mundo, que no éramos el ombligo del universo y que a lo mejor nuestro sistema solar era eso, un sistema solar dónde nos movíamos en torno al astro rey, a la estrella, al sol, a Ra.

 

Afortunadamente algunos locos le siguieron  y unos fueron capaces de defenderlo hasta los tribunales de la Santa Inquisición fue el caso de Galileo Galilei pero a eso llegaremos, ocurrió en 1633. Galileo Galilei está considerado como el gran padre, uno de los grandes padres de la ciencia moderna, creador de nuevas disciplinas científicas como la dinámica o como la resistencia de los materiales y también promulgador de leyes como las leyes del movimiento pendular o del movimiento acelerado y claro, esto en el siglo XXI suena ya lejano pero si tenemos en cuenta que esto se defendía a finales del XVI a principios del XVII en una sociedad completamente inmovilizada, en una sociedad ya en pleno conflicto de contrarreforma, en una sociedad donde el absolutismo empezaba a imperar, donde solo algunos notables, los burgueses, animaban o practicaban la tutoría sobre estos científicos, les daban algún recurso económico para que pudiera seguir investigando. Los científicos estaba muy solos, muy aislados. El científico más reconocido entonces era el médico, la figura del médico, eso es lo que quería viccenzo para su hijo, Vincenzo Galilei. Vincenzo era un noble venido a menos, un hombre culto, un hombre irreductible, un hombre que quería para sus hijos lo mejor, esa nobleza se había venido a menos después de tantas guerras, más de 50 años de guerras en la península italiana, la situación era paupérrima para algunos. Por eso Vincenzo tuvo que buscar eso que se llama un matrimonio de conveniencia, un matrimonio de acuerdo y se unió a Giulia. Giulia era hija de burgueses,  burgueses acomodados, gente acostumbrada al comercio, a lo Mercantil y aunque Vincenzo despreciaba todo eso, no despreciaba el dinero que estas disciplinas procuraban, así que se casaron, eso sí, dice la leyenda negra que se odiaron profundamente a lo largo de toda su vida. Vincenzo y Julia mantenían posturas irreconciliables. Pero bueno, en medio de tanta guerra hubo alguna tregua, no sé si amorosa o de conveniencia, como antes decíamos, lo cierto es que de esas treguas, fruto de esas treguas, nacieron siete vástagos, siete hijos, el mayor llevó por nombre Galileo. Nació el 15 de febrero de 1564.

 

La Iglesia no estaba atravesando por uno de sus mejores momentos, incluso habían tenido que celebrar concilios como el de Trento para estabilizar las cosas y es que los reformistas querían volcarlo todo. Tiempos difíciles por ejemplo en España. Ahí estaba Felipe II el austero, el prudente, el religioso y eso no quiere decir que la familia Galilei no fuera religiosa, sí que lo era, incluso Galileo recibió su primera instrucción en un monasterio, donde destacó en latín, en griego, en filosofía… todavía no apuntaba buenas maneras para eso de las matemáticas, pero Vincenzo sabía que ser médico era muy importante en esa época del Cinquecento, era muy importante. La comparación, siempre las comparaciones son odiosas, pero fijaros, un médico ganaba 30 veces más que un matemático, que un profesor de matemáticas bueno como ahora no? no,  Pero Vincenzo quería para su hijo eso, quería que fuera médico, pero Galileo no sentía vocación por la medicina, aún así accedió a las pretensiones de su padre. Tras cumplir con sus primeros estudios, donde además ya empezó a destacarse como poeta, como dibujante, como músico, le gustaba muchísimo, le entusiasmaba la música, era una mente renacentista, era un hombre abierto a todo, era un hombre abierto al mundo,  sentía curiosidad, os acordáis cuando hicimos el pasaje dedicado a Leonardo da Vinci bueno pues este este es un segundo Leonardo. Le gusta dibujar, le gusta pintar, le gusta componer, tanto poesía como música y bueno pues si su padre quiere que sea médico pues también será médico. Había nacido en Pisa y en Pisa estudió, la Universidad le recibió con una beca exigua, pero le recibió, y la verdad es que no avanzó en los primeros cursos y enseguida se detuvo y además adquirió una fama merecidísima de bravucón, protestaba por todo, era tremendo verle en clase, incomodaba a los profesores, incomodaba a los alumnos, siempre estaba como cabreado, con el gesto contraído. No estaba de acuerdo con nada de lo expuesto, siempre había tres mil preguntas para la exposición del profesor. Entre todos consideraron darle un apelativo, un mote, era una cosa muy frecuente, Marco Polo ya tuvo el suyo, Milione, el señor millón, por lo exagerado que era. Bueno, pues Galileo Galilei también tuvo un mote, en este caso peleón, le llamaban el peleón, no hablaban de Galileo no, hablaban de el peleón, ha venido el peleón?. Bueno pues el peleón ya estaba curioseando con cosas interesantes. Le expulsaron de la Universidad de Pisa, no le quisieron porque consideraron que no iba a ser nunca un brillante médico, que no iba a llegar a nada y qué más iba a estropear cuerpos que a arreglarnos. Para desesperación de su padre Galileo tuvo que abandonar la Universidad de Pisa. Volvería algún año más tarde.

 

Lo cierto es que en su camino se cruzó la vocación, esa chispa que de vez en cuando aparece en la vida de los seres humanos, pues en la vida de Galileo Galilei se cruzó el profesor Ricci. El profesor Ricci era matemático, y esto sí que le gustó a Galileo, esto sí que le picó la curiosidad. El profesor impartía clases en Florencia, la ciudad dominante, la ciudad esplendorosa, también la ciudad de Leonardo. Bueno, pues allí el profesor Ricci empieza a hablarle de cosas extrañas, de matemáticas, y aquí si, aquí Galileo se siente en su salsa, y muy pronto, muy pronto, entra en contacto con unas experiencias, con la sabiduría de Nicola Copérnico. Tiene tan sólo 20 años, pero ya ha superado a su profesor, le estará agradecidísimo toda su vida, pero en poco tiempo le había superado. Ahí es donde se despertó la verdadera vocación, el verdadero interés de Galileo Galilei. Así que aquí le tenemos experimentando con las cuestiones de la física. Había algunos planteamientos que desestabilizaban la mente, de este inquieto personaje. Hay una leyenda, que está sin documentar, incluso algunos dicen que es incierta, en la que nos lo presentan lanzando objetos desde lo más alto de la Torre de Pisa. Esto al parecer no fue cierto. Si en cambio que utilizó planos inclinados para demostrar que los cuerpos fueran como fueran tenían una velocidad acelerada, constantemente acelerada. Lanzaba dos bolas, una de bronce y otra de madera, del mismo tamaño y veía que la velocidad era idéntica. Otra anécdota curiosa, dicen que en el interior de una iglesia en Pisa contempló cómo una lámpara oscilaba, y eso le inquietó muchísimo, empezó a observar eso, se pasaba horas enteras observando cómo oscilaba la lámpara, ese movimiento pendular, no tenía cronómetro, únicamente dispuso de los latidos de su propio corazón, pum pum pum pum pum pum, y así empezó a pertrechar una idea, empezó a fortificarla, ahí estaban sus famosas leyes del movimiento pendular, el movimiento constante, se empleaba el mismo tiempo, fuera como fuera la distancia.

 

Ya empezaba a asombrar a propios y a extraños. Muy prontito, la Universidad que le rechazó, la de Pisa, le admite como catedrático de Matemáticas, el peleón volvía, bravucón como siempre, soberbio, porque hay que decir que era un personaje muy soberbio, que siempre tendía a mirar por encima del hombro a todo el mundo, se creía en posesión de la verdad, y claro, no le faltaba razón en aquellos tiempos inciertos, pero fue catedrático de matemáticas, y aquí tenemos otra historia, los viejos profesores recelaban de él, le veían demasiado joven, demasiado entusiasta, con unas ideas muy revolucionarias, impropias de esa época; si, era el Cinquecento, pero no estábamos para tanto esplendor.

 

En 1591, cuando tiene 27 años, fallece su padre Vincenzo, y tiene que cargar sobre sus espaldas el peso de llevar a toda una familia. El sueldo no era muy grande, pero tiene que asumir la educación de sus hermanos, el fallecimiento de su padre, pues ahí estuvo aguantando durante un tiempecito. Pronto le van a llamar de la Universidad de Padua. También hay que contar que las enfermedades acudieron pronto a su cuerpo. En uno de sus frecuentes viajes a Venecia, donde estaba el gran duque, en uno de sus frecuentes viajes a la ciudad para solicitar alguna beca, alguna ayuda, algún estímulo, pues contrajo una tremenda artritis reumatoide, que le acompañaría toda su vida, su longeva vida, porque llegó a vivir casi 78 años. Pero Galileo fue un personaje que desde bien pronto, desde los 17, 18 años empezó marcado por el dolor, por el dolor de esa artritis que no se trataba como ahora.

 

Como os digo, durante 18 años va a asumir una cátedra en la Universidad de Padua, y además excelentemente pagado, porque recibía 1.000 ducados anuales, 1.000 ducados de la época, un buen sueldo. Empieza a pensar en la escritura, y escribe ese discurso sobre dos nuevas ciencias. Incluso crea algún aparatejo, inventa, diseña un aparato hidrostático para más o menos medir la masa de los metales preciosos, la densidad de los metales preciosos.

 

Se va haciendo un hombre, ya es adulto, ya es veterano y tiene gran prestigio. En Venecia, en Florencia, en Padua, en Pisa, se habla ya de Galileo Galilei, y llegamos al gran momento. Nos encontramos en el año 1609, curioso por todo, ya ha publicado sus trabajos, respetadísimo, todo el mundo le aplaudía, todo el mundo le aclamaba, pues aquí, el peleón, vuelve a provocar una convulsión en la sociedad de la época. En 1609 llega a sus manos un curioso aparato, venía de Holanda, era muy rudimentario, era un aparato de ampliación, de ampliación visual, y él queda fascinado por el aparato. “¿Cómo demonios…?” empieza a mirarlo, empieza a indagar, empieza a observarlo, “…un aparato para ampliar…”, empieza a trabajar en esa idea, y en poco tiempo diseña un telescopio, el primer telescopio, bueno, dicen que no fue el inventor del telescopio, pero desde luego lo popularizó, todo el mundo indica que Galileo fue el gran descubridor de las posibilidades del telescopio. Crea un aparato de un metro de longitud, con dos lentes, una cóncava y otra convexa. Esto no da para mucho porque sólo provoca una ampliación de tres aumentos, sólo tres, con eso no se veía absolutamente nada, pero si que por lo menos esa pequeña ampliación provoca la curiosidad del respetable, se presenta ante los notables de la época con su aparato, con su telescopio, se lo enseña y todo el mundo está encantado, porque Venecia en ese momento, gran potencia, pues necesitaba algo más para sus naves, siempre en permanente conflicto naval, con otras potencias de la época, necesitaba algo más para que sus barcos fueran más poderosos, y desde luego las posibilidades del telescopio eran inmensas; eso de situar cerquita, muy cerquita de ti lo que está haciendo el enemigo, lo que está haciendo el mercante contrario.

 

Galileo recibe el dinero suficiente para poder seguir investigando, crea nuevos prototipos, y en poquísimo tiempo, en pocos meses ya tiene un telescopio de 30 aumentos, 30 aumentos…¿serán suficientes para sus propósitos?, pues evidentemente a tenor de los resultados, si. Nos encontramos en una noche espléndida, en una noche clara, abierta, de septiembre del año 1610, y está mirando el firmamento, ese firmamento estático del que había hablado Ptolomeo o Aristóteles, ese firmamento intangible, inamovible, bueno pues Galileo enfoca el telescopio hacia el firmamento y aquí se encuentra con la sorpresa, se le pone la carne de gallina, le entra como una especie de temblor, si, está viendo la luna, está viendo la luna pero no es lisa, no es lisa como habían dicho los antiguos, la luna tiene cráteres, la luna tiene cañones, tiene como grandes superficies desérticas, la luna es muy parecida a la Tierra. Está emocionado, ha hecho un gran descubrimiento, en las noches sucesivas mira con afán el firmamento, empieza a descubrir cosas extrañas, por ejemplo comprueba que Venus se mueve, y se mueve en torno al Sol, ¡caramba!; enfoca hacia Júpiter, y descubre cuatro planetas alineados en torno a Júpiter, cuatro planetas…mira hacia Saturno, y ve como una especie de dos grandes orejas al lado de Saturno, había enfocado los anillos, los míticos anillos de Saturno. Imaginad esto…¡el firmamento estaba virgen! y Galileo lo estaba viendo por primera vez. Rápidamente va a avisar a los grandes de la época, en ese momento los Medici eran los dominantes, a esas lunas de Júpiter les pone las lunas mediceas, en homenaje a los Medicci, y también aprovechando la coyuntura para sacar alguna veta más, algún dinerete más, si, había descubierto Ío, había descubierto Europa, había descubierto Ganímedes y Calisto, los satélites de Júpiter, pero lo más importante, había descubierto que todo esto giraba en torno al astro rey, en torno al Sol. Copérnico tenía razón, la teoría heliocentrista es la correcta, la geocéntrica no tiene ningún sentido, es absurda, por mucho que lo defienda la Iglesia.

Teoría Heliocentrista de Galileo Galilei

 

Aquello circula como la pólvora, y por si fuera poco lo deja plasmado en un libro, y atención al título del libro, “El mensajero sideral”; otros lo llamarían “El mensajero de las estrellas”. Galileo se convierte en el primer mensajero de las estrellas, aquel que está contando los secretos de las estrellas, bueno, esto en 1610 imaginad lo que provocó, todos querían saber más, los jóvenes estaban revueltos, todos se acercaban a él y le preguntaban, insistían. Los telescopios se pusieron de moda, todos querían tener su telescopio propio. 1610…¿quién receló?…la Iglesia. Claro, a ver si va a resultar que el bíblico Josué ordenó parar al Sol en vano, a ver si va a resultar que Aristóteles o Ptolomeo no tenían razón, a ver si va a resultar que los cuerpos celestes no son intangibles. Los primeros en desconfiar fueron los dominicos. En 1616 crearon una acusación formal, de la que salió más o menos bien; lo único que recibió fue una recomendación para que dejara de investigar, pero recomendar a Galileo que dejara de investigar con todo lo que estaba viendo, con todo lo que estaba experimentando…porque efectivamente él está considerado el gran padre de la ciencia experimental, le gustaba experimentarlo todo, y eso es lo que realmente vale.

 

Durante años está acosado, por las dudas de la Iglesia, acosado por sus propias dudas, porque tenía convicciones profundamente religiosas, el pensaba que la ciencia y la religión no tenían porqué estar en guerra, que podían convivir perfectamente, que no se entorpecían, pero había mentes muy cerradas en esa Iglesia. Siguieron llegando nuevos trabajos, siguió experimentando, siguió averiguando cosas sobre la dinámica, o sobre esa aceleración constante, esa densidad de los materiales. Era asombroso. Los papas le sufrieron, ahí estaba Pablo V, ahí estaba Urbano VIII, su amigo de toda la vida, un amigo entrañable que siempre le vio con simpatía, cuando le tuvieron que juzgar en 1633, muy a pesar de los papas, porque en el fondo pensaban que tarde o temprano se tendrían que abrir. Pero en 1633, en junio de 1633, la acusación llegó de manos de los jesuítas, los jesuítas eran los más cultos dentro de la Iglesia, eran los intelectuales, los que todo lo experimentaban, los que todo lo analizaban, antes de emitir un juicio, pero los jesuítas le acusaron, le acusaron de hereje, fueron interminables sesiones, durante dos meses. También se ha dicho que fue torturado, esto es improbable, es bastante improbable, no hay documentación exacta o fidedigna que nos hable de las torturas sufridas por Galileo Galilei. Si que es cierto que fue recluido durante algunos días, y bueno, al final, en ese junio de 1633, lo que más o menos hicieron fue obligarle a retracción, a retractarse de todo lo que había formulado, de esas defensas enconadas sobre las teorías de Copérnico, sobre todo lo que había visto, pero claro…”¿cómo le iban a decir que se retractara sobre todo lo que había visto, si lo había visto él, si lo había experimentado él?”

 

Para evitar males mayores, con 69 años, dominado por la artritis reumatoide, por el dolor, con más dolor que nunca, porque en este caso ya le dolía el alma, tuvo que retractarse. Para un científico debe ser lo más grave del mundo, lo más doloroso del mundo, bueno pero aquí tenemos la gran anécdota ¿verdad?, cuando se retracta, cuando consigue ya que le perdonen, aunque eso si le van a someter a reclusión, pero después de haberse retractado, nunca se sabrá si en el mismo lugar del juicio o más tarde en algunos ámbitos intelectuales, Galileo Galilei va a y dice:

Y sin embargo, se mueve. Frase de Galileo Galilei

“Eppur si muove” – “Y sin embargo, se mueve”

La gran frase. Cualquier científico debe tener esa frase grabada a fuego, y sin embargo se mueve, todo es posible si se experimenta. Él tuvo que retractarse, pero sin embargo, se movía…claro que se movía, la Tierra se movía en torno al Sol, como todos los planetas, como el Universo, movimiento constante. Es recluido, es recluido en algunas posesiones, va de un sitio a otro, pero ya errático, meditabundo, sigue todavía rodeado por sus discípulos, como es el caso de Torricelli, que siempre estuvo con él, siempre le ayudó a escribir, se quedó ciego en el final de sus días, al final de sus años. El 8 de enero de 1642 moría Galileo Galilei, reprobado por la clase religiosa, adorado por los estimulantes jóvenes. Ahora, el destino es muy caprichoso, el destino es insondable, ese mismo año de 1642, de forma precipitada porque fue prematuro, nacía Isaac Newton, Newton el artífice de las leyes de la gravedad, de la ley de la gravedad. Años más tarde, Isaac Newton dijo “Todo lo que se, todo lo que he averiguado, todo lo que he investigado, todo lo que he conseguido demostrar, se lo debo a grandes hombres, y yo lo único que tuve que hacer fue subirme a los hombros de esos grandes hombres, uno de esos grandes hombres fue Galileo Galilei”.

 

Efectivamente, él escribió el prólogo de la ley de la gravedad, a un tris, estuvo a escasos centímetros de conseguir la ley de la gravedad, remató la faena Isaac Newton, que era otro grande. Qué curioso que el año que moría Galileo nacía Newton, se cedieron el testigo. Y es que la Ciencia, cuando se lo propone… Albert Einstein dijo en el siglo XX “sin duda alguna, el padre de la Física moderna es Galileo Galilei, y a él se lo debemos todo”. Padre de la Física moderna, padre de la Astronomía moderna, diseñador de nuevas disciplinas científicas, inventor de todo, la intuición al poder, la experimentación al poder, la ciencia experimental.

 

En el año 1979, Juan Pablo II, el papa Juan Pablo II ordena crear una Comisión que revise inmediatamente el caso de Galileo, una comisión que trate con honor y con lealtad todo lo que sufrió, todo lo que sufrió a manos de la Iglesia. La comisión tardó muchísimo, pero finalmente, el 31 de octubre de 1992, hace tan sólo 10 años, la Iglesia pedía oficialmente perdón por lo que le había hecho a este personaje histórico. Tuvieron que transcurrir tantos años…350 años, para que le pidieran perdón. Hoy en día cualquier jovencito que estudia Física, cualquier jovencito que estudia Astronomía sabe que él es su gran icono, su gran emblema, aquel al que hay que rendir siempre siempre homenaje, porque para eso es el tiempo o fue el tiempo de los pioneros, los que abrieron camino para que hoy sepamos todo lo que sabemos, así que cuando miremos próximamente al firmamento sabremos que no se va a quedar inmóvil, que no se va a quedar estático, que lo de Ptolomeo no era verdad, si en cambio lo de un loco aventurero, un loco genial llamado Galileo Galilei. Pues viva, viva este personaje, vivan todos los Galileos que luego han seguido su estela, su camino. La Rosa de los Vientos, con Juan Antonio Cebrián.

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